domingo, 15 de mayo de 2016




Sé que al otro lado hay niños que mueren
abrazados a una mina o a un pedazo de nada.
Pero hoy no puedo pensar en ellos,
solo en este cielo azul que me asalta
y trenza sobre mis hombros la mañana recién nacida,
y en la voz de mi madre recitando bajito,
entre las sábanas blancas y dulces de la noche,
aquellos versos de Rubén Darío.

Esto era un Rey...

Ni siquiera puedo pensar en su dolor pequeño,
al otro lado, en otro mundo, que dicen
que no es el nuestro.
En sus diminutos dedos cercenados por el hielo,
mientras la lluvia les lava la cara, fría.
Pero hoy no puedo pensar en ellos,
en sus refugios de agua y barro,
en sus ojos dormidos sobre los charcos
que el invierno deja sobre la tierra,
fría.




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