Hablo del otoño que soy yo en la esquina de un libro,
inmóvil en mitad de una mesa,
desteñida en el fondo de un lago.
Hablo de las largas tardes saludando a las rosas,
y de sombras que flotan y se pierden
en el polvo seco de todos los días.
Deshago la piel y la voz de los dedos,
inevitablemente para no escribir con las manos,
para no morir huyendo mientras la noche,
ilumina el blanco de las horas y el tiempo,
reposa en su propia muerte.
Vacío las maletas,
las despojo de sombras malheridas,
de ti, de mí, de impuros labios,
y vuelvo al centro de la mesa,
a ser otoño en la esquina de un libro.
"Ser otoño en la esquina de un libro", desde esa perspectiva inteligente y emocional es desde donde debemos observar lo que somos, en el reposo de nuestra propia manera de vivir. Después de todo el poema es un viento fresco para la poetisa; despojarse de aquello que no daña es la mejor forma de revivir. Excelente poema de Concha, siempre con su extrema sensibilidad en cada palabra. Abrazos.
ResponderEliminarGracias, Raquel, inmensa tu generosidad y tus palabras. Un abrazo enorme y todo mi cariño.
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